Y de pronto soy consciente de que la piratería le ha hecho
mucho daño a la industria discográfica y a los artistas en sí, pero que también
ha causado daños a nivel personal y humano en muchísima gente que no pertenece
necesariamente al ámbito artístico o empresarial.
Que conste que no estoy hablando de lo obvio -léase pésima
calidad de audio, ausencia de arte gráfico, pérdida del sentido de lo
conceptual- sino de un tema que, creo, no ha sido abordado hasta el momento.
Antes de que se inventara el software -con su correspondiente
hardware- que nos permitiera rippear un disco para poder copiarlo en un cd
virgen, existía la posibilidad de que nuestras mujeres o nosotros mismos
ligáramos de regalo un disquito que incluía en la cajita de plástico una frase
escrita con marcador indeleble del tipo de "para alguien muy especial,
música muy especial. Feliz cumpleaños".
Agarrate.
Se desataba un kilombo sólo comparable a esos
tsunamis con que la naturaleza nos agasaja cuando le chifla el orto. Y, la
mayor parte de las veces, con toda la razón del mundo.
Con el advenimiento de la tecnología pudimos crear los
discos personalizados. Una gran ventaja, por cuanto que pudimos armarnos
nuestras propias selecciones musicales con distintos objetivos: un disquito
para salir a andar en bici, otro para la ruta, otro para los momentos de relax,
otro para musicalizar el bailongo...
Y otros para esa persona muy, muy especial que no
necesariamente es la que tenemos al lado.
¿Qué mejor que la música para decir todo lo que alguien no
se anima a decir en forma franca y directa? Al fin y al cabo no es más que un
puñado inocente de canciones rejuntadas.
A vos, amigo, que sos fan del metal,
te regalo para tu cumple un cd con lo mejor de Pantera, Mastodon, Megadeth,
Blind Guardian, Gravedigger y Children of Bodom. Aguante.
Pero... ¿qué pasa cuando encontrás un disquito que no era
para vos precisamente, rotulado con marcador indeleble, con una letra que no es
tuya ni de tu mujer/hombre, que se
anuncia como "música para recordar" -ponele- y que incluye a The
Killers, Amy Winehouse, The Streets y otras bandas que ni en pedo escuchó jamás
tu pareja?
(O al menos eso creías)
Ahí, hermano, la piratería discográfica provoca un daño
colateral que puede llegar a ser muy serio si la explicación no es creíble,
sensata, coherente o indudablemente cierta por lo delirada.
Pero claro, es algo que no mediste en tu arrebato pasional
al momento de hacerlo. O es algo que no desechaste o escondiste lo
suficientemente bien debido a tu propio arrebato pasional al momento de quedártelo.
No hay muchas más explicaciones, creo.
Por eso es mejor regalar un libro -guarda con las
dedicatorias, nomás- o un disco editado en forma oficial.
Decile "no" a la piratería musical.
No seas boludo.