
Hace poco, viendo no sé qué, me pregunté cuándo lo retro deja de ser retro para seguir uno de los dos caminos: transformarse en un clásico o morir despacio, en un fade out que va desapareciendo a medida que desaparecen las generaciones que lo mantenían vivo.
Un par de semanas atrás mi hijo –de flamantes 10 años- y yo enganchamos la versión original de “Psicosis”. Obviamente para él (incluso para mí cuando la vi por primera vez) el asesinato de una mina en la ducha (Marion Crane, en este caso) ya era un cliché. Pero así y todo le dio el valor que tiene: Hitchcock lo hizo antes que nadie. Y resultó tan bueno que se repitió hasta el infinito durante décadas de pantalla grande.
Pero la sorpresa llegó cuando Martín quiso seguir viendo la película hasta el final, aunque el tema de la doble personalidad también se terminara transformando en otro cliché. Ahí reafirmé que estaba frente a un clásico.
Un par de días después el zapping me llevó a TCM, donde desfilan Batman, El Superagente 86, la Mujer Maravilla, el Hombre Nuclear, SWAT, el increíble Hulk, los Tres Chiflados… títulos que amo y otros que me parecen horribles. Ahora y, en muchos casos, también en su momento.
Eso y el hecho de que, eventualmente, hablando con gente que tuvo la dicha de nacer 20 o 30 años después que yo, me veo en la obligación de explicar ciertas cosas para que se entiendan otras, hizo nacer este planteo. ¿Quién o qué decide el destino de ciertas obras? ¿Qué o quién la manda por la ruta de los clásicos o la hace derrapar hasta que quede varada para siempre en una zanja?
Digo: el Superagente 86 o Viaje a las Estrellas siguen bancándose con la frente bien alta el rótulo de “retro”. Una definición caprichosa e imparcial podría sostener que “retro” es aquello que pertenece a otra época a primera vista, pero que conserva valores que permiten disfrutarlo o que sorprenden. Pero… ¿cuántas cosas “retro” somos capaces de seguir con interés?
El Zorro marca puntos de rating altísimos. Los 3 Chiflados, mal que me pese, están en vías de extinción. Pepe Biondi está extinguido. El Negro Olmedo también está en vías de.
Por no hablar de música o de literatura, claro.
Entonces quizás no hayan marcado una época sino que más bien marcaron a algunas generaciones. Y las generaciones, muchachos, aunque la idea no nos guste, están destinadas a morir. Aunque algunos personajes de esas generaciones serán recordados por más tiempo que otros y los más trascendentes se convertirán clásicos.
Por más revivals, reversiones, Guitar Heroes y Rock Bands que haya, a la larga todo quedará o caerá por peso propio. Entrará en juego la importancia histórica como factor determinante. Y el resultado sólo se sabrá muchísimo tiempo después de que hayamos colgado los guantes.
Es triste, claro.
Ver que aquello que te marcó, te emocionó, te sorprendió, te divirtió o te abrió la cabeza sólo es un hilo de humo saliendo de unas pocas cenizas es un cagadón.
Bah… ¿será un cagadón? Tema para otro día, como siempre.
Pero bueno… de última –siguiendo el razonamiento que habla de “cagadón”- son los otros los que se lo pierden.
Un par de semanas atrás mi hijo –de flamantes 10 años- y yo enganchamos la versión original de “Psicosis”. Obviamente para él (incluso para mí cuando la vi por primera vez) el asesinato de una mina en la ducha (Marion Crane, en este caso) ya era un cliché. Pero así y todo le dio el valor que tiene: Hitchcock lo hizo antes que nadie. Y resultó tan bueno que se repitió hasta el infinito durante décadas de pantalla grande.
Pero la sorpresa llegó cuando Martín quiso seguir viendo la película hasta el final, aunque el tema de la doble personalidad también se terminara transformando en otro cliché. Ahí reafirmé que estaba frente a un clásico.
Un par de días después el zapping me llevó a TCM, donde desfilan Batman, El Superagente 86, la Mujer Maravilla, el Hombre Nuclear, SWAT, el increíble Hulk, los Tres Chiflados… títulos que amo y otros que me parecen horribles. Ahora y, en muchos casos, también en su momento.
Eso y el hecho de que, eventualmente, hablando con gente que tuvo la dicha de nacer 20 o 30 años después que yo, me veo en la obligación de explicar ciertas cosas para que se entiendan otras, hizo nacer este planteo. ¿Quién o qué decide el destino de ciertas obras? ¿Qué o quién la manda por la ruta de los clásicos o la hace derrapar hasta que quede varada para siempre en una zanja?
Digo: el Superagente 86 o Viaje a las Estrellas siguen bancándose con la frente bien alta el rótulo de “retro”. Una definición caprichosa e imparcial podría sostener que “retro” es aquello que pertenece a otra época a primera vista, pero que conserva valores que permiten disfrutarlo o que sorprenden. Pero… ¿cuántas cosas “retro” somos capaces de seguir con interés?
El Zorro marca puntos de rating altísimos. Los 3 Chiflados, mal que me pese, están en vías de extinción. Pepe Biondi está extinguido. El Negro Olmedo también está en vías de.
Por no hablar de música o de literatura, claro.
Entonces quizás no hayan marcado una época sino que más bien marcaron a algunas generaciones. Y las generaciones, muchachos, aunque la idea no nos guste, están destinadas a morir. Aunque algunos personajes de esas generaciones serán recordados por más tiempo que otros y los más trascendentes se convertirán clásicos.
Por más revivals, reversiones, Guitar Heroes y Rock Bands que haya, a la larga todo quedará o caerá por peso propio. Entrará en juego la importancia histórica como factor determinante. Y el resultado sólo se sabrá muchísimo tiempo después de que hayamos colgado los guantes.
Es triste, claro.
Ver que aquello que te marcó, te emocionó, te sorprendió, te divirtió o te abrió la cabeza sólo es un hilo de humo saliendo de unas pocas cenizas es un cagadón.
Bah… ¿será un cagadón? Tema para otro día, como siempre.
Pero bueno… de última –siguiendo el razonamiento que habla de “cagadón”- son los otros los que se lo pierden.
OTRO TEMA
(Y al margen, sin que tenga nada que ver con esto, pero quería registrarlo… ¿no les pasó que el gusto de otra gente a la larga termine hablando mal de ustedes? O sea… si a la persona que le gustaba Tinelli también le gustaba CQC yo me sentía muy mal. Bueno… a veces siento que hay gustos que hablan muy mal de mí.)
(Y al margen, sin que tenga nada que ver con esto, pero quería registrarlo… ¿no les pasó que el gusto de otra gente a la larga termine hablando mal de ustedes? O sea… si a la persona que le gustaba Tinelli también le gustaba CQC yo me sentía muy mal. Bueno… a veces siento que hay gustos que hablan muy mal de mí.)
9 comentarios:
Para aquellos que sobrevivimos la Generación X...ya llegará el momento de considerar a X-Files un clásico que definió una generación...aunque hoy ciertas cosas la hagan parecer mas actual que nunca.
El "cagadón" para la gente como yo...va a ser cuando deje de ser relativamente actual...eso va a significar que el reloj empieza a correr. Y como vos dijiste...las generaciones desaparecen.Lo retro deja de ser "viejo con onda" a solo "viejo"....y la verdad que incomoda un poquito.
La última frase de este posteo me refleja absolutamente, pero puedo jactarme de ser coherente en este aspecto: por suerte no da lo mismo cualquier cosa.Esto que pudo valorar Martín lamentablemente no sucede con otras personas, que suelen llamarse de algun modo "modernas", por decirlo de algún modo, mostrando en algunos casos hasta cierta forma de desprecio; No sé ... yo que pasé los 30 y todavía no llegue a los 40 y trabajo con gente 10 años menores y los gustos difieren tres siglos, sin siquiera poder discernir: nadie conoce a Pepe Biondi ( yo jugaba cuando pequeña con Karina, una sobrina nieta de él);la serie Chips, BJ con el mono, el autèntico increíble Hulk entre otras, demuestran la "inocencia" de otros tiempos. Dudo mucho que alguna de las series actuales lleguen a alcanzar esta categoría de clásicos, pero quien lo sabe, de alguna manera me transformo en una devota de eseo de que todo tiempo pasado fue mejor, y la verdad es que no me parece apropiado. En fin, aveces creo que nací en la década equivocada.
Un beso grande Edu!!!
Edu: Una más y la corto con el tema, pero volví a leer esto que escribiste, y me empezó a rondar algo en la cabeza: al que le gustaba CQC NO le gustaba Tinelli ni por error, al que le gusta por un ejemplo concreto, Tristemente célebres NO le puede gustar ni una sílaba de Arjona ( ay dios!!)y se podría enumerar muuuchos ejemplos. Hay una cosa que realmente me preocupa de lo que en definitiva terminan siendo esos grupos de pertenencia al que uno suele unirse o generar, y disculpa si me pongo tanguera, pero los códigos de aquellos tiempos mutaron en gestos extraños que no representan nada, será eso lo que vendrá?? que miedito!!! Besos otra vez!!!
"si a la persona que le gustaba Tinelli también le gustaba CQC yo me sentía muy mal."
La relación es tan fácil como releer lo escrito, e interpretarlo.
Creo nunca haber escuchado que a quien le gustaba CQC, le gustaba Tinelli también.
Lindo lío eh? Voy a permitirme disentir con Lauris porque me parece que (como dijo Dumas) todas las generalizaciones son peligrosas, incluida ésta. Y si encima la hacés absolutista es más difícil aún responder sin sonar ofensivo.
No me parece que todo tiempo pasado fue mejor, ni que nadie conoce a Biondi. Va en los gustos, yo no puedo culpar a aquellos que no conozcan a Monty Python o no sepan sobre los Marx Bros. Depende lo que te gusta, nunca ví (ahí se viene el golpe)"Star Wars" simplemente porque no me interesa, cosa que nada tiene que ver con la valoración (y eso puede aplicarse a varias cosas). Creo que hay series que sí alcanzarán el título de clásicos como dijo Mariano X- Files, Friends, Seinfeld o Lost.
Lo que las convierten en clásicos son verlos una y otra vez y que siempre logren atraparte, hacerte reír o encontrarle algo nuevo.
Muchas ideas para comprimir en un comentario mejor seguí comentando discos.
Que loco, Pau, pero todo bien!!!!Es cierto que no es cierto que todo tiempo pasado fue mejor (lo comparto), además digo que no quiero caer en eso. Comparto algunos puntos de lo que decis, otros no, al fin y al cabo el tiempo de la inocencia por la inocencia en sí es lo que no veo en estos tiempos, donde basicamente prevalece la violencia en si misma. Pero esta bueno porque a lo mejor me dan ganas de soportar algunas cosas que definitivamente no me llaman la atenciòn en "estos" tiempos.De lo que sí no estoy tan segura que sean las razones que das las que hacen a los clasicos. Y si, el espacio es corto para explayarse un poco más, a lo mejor si charlaríamos más te darías cuenta podríamos estar de acuerdo en varias cosas. Gracias Edu!!!!
Seguramente Lauris que si charlamos tenemos más cosas en común, por algo estamos leyendo lo mesmo mesmo. (Ya de por sí que me respondas bien y no saltes para cualquier lado como ha pasado en otros lados suma. Sobre todo porque a estas cosas no se las leen con el tono que uno le quiere dar).
Volviendo un poco, como esto es para comentar fue que me autocensuré para dar la explicación de todos los motivos por lo cual algo sería un clásico. Se conjugan muchas cosas, pero como hablábamos de gustos, me limité a ese aspecto.
Creo que le voy a afanar la idea (no sería la primera vez) y la voy a usar en mi blog.
A mi parecer, el dilema aparece por mirar la vida desde adentro y desde afuera al mismo tiempo.
Desde afuera nada va a trascender, ni es importante. Desde adentro sí.
El buen arte trasciende. Si las grandes obras pasan desapercibidas con el tiempo, eso habla mal de la generación actual.
Con respecto al otro tema: Me hace recordar a Nirvana vs GNR. Sexismo contra profundidad :P y gente que decía/dice "yo escucho a los dos".
O cuando alguien mira algún sketch de Capusotto y no entiende la mitad de lo que dice y sólo se ríe de las cosas más obvias.
Es contradictorio con respecto a lo que el programa (artista o lo que fuere) expresa.
Clásicos, por ejemplo son Serrat y Sabina, que trascienden a la propia generación que los consagró al éxito y la fama ... pero entiendo perfectamente a los que por una cuestión generacional bancan a uno y sufren al otro. Mi mujer y yo, de edades cercanas a las de Edu, tenemos la inmensa dicha de ser fanas de ambos.¿Porqué inmensa dicha? Porque cuando cantaron juntos, no éramos de una mitad de la Bombonera ni de la otra, sino que éramos de la minoría más feliz del público.Delicia sque solo los clásicos pueden generar.
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